La ergonomía aplica la ciencia a los espacios de trabajo para adaptarlos a las características físicas y psicológicas de las personas. Un entorno ergonómico reduce la fatiga, previene lesiones y aumenta la concentración. Diseñar oficinas que cuiden la postura y el movimiento es una inversión en bienestar y productividad.
Mobiliario y postura
Comienza por elegir sillas ajustables que ofrezcan soporte lumbar y permitan mantener los pies apoyados en el suelo. Los escritorios deben situarse a una altura que evite encorvarse y los monitores colocarse a la altura de la vista para no forzar el cuello. Complementa con reposapiés y accesorios como soportes para laptop que faciliten mantener una postura neutra durante la jornada.
Organización del espacio
Una buena distribución facilita la circulación y evita movimientos repetitivos o giros incómodos. Utiliza muebles modulares y almacenamiento vertical para liberar superficies y mantener el orden. Crear áreas diferenciadas para concentración, colaboración y descanso ayuda a alternar tareas y mejorar el flujo de trabajo.
Iluminación y pausas activas
La iluminación adecuada reduce la fatiga visual y mejora el estado de ánimo. Aprovecha la luz natural siempre que sea posible y combínala con luminarias de apoyo que permitan regular la intensidad. Incorpora pausas activas para estirar las piernas, relajar los ojos y oxigenar el cuerpo; estos pequeños descansos favorecen la productividad a largo plazo.
Implementar principios de ergonomía en la oficina es clave para el bienestar y la eficiencia de tu equipo. Un diseño que cuide el cuerpo y la mente se refleja en un mejor desempeño.
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