La luz es uno de los factores que más influyen en nuestro bienestar. Un esquema lumínico adecuado en el lugar de trabajo reduce la fatiga visual, mejora el estado de ánimo y fomenta la productividad. Combinar luz natural y artificial de manera inteligente es esencial para crear ambientes saludables.
Aprovechar la luz natural
Las ventanas amplias, los tragaluces y los vidrios translúcidos permiten que la luz del sol bañe el espacio. La iluminación natural regula nuestros ritmos circadianos y aporta calidez. Mantén despejadas las entradas de luz y utiliza cortinas traslúcidas que difuminen los rayos directos sin oscurecer.
Iluminación artificial: general, puntual y ambiental
Cuando la luz natural no es suficiente o se requiere precisión, la iluminación artificial entra en juego. La luz general proporciona claridad homogénea; la puntual se dirige a zonas de trabajo concretas como escritorios o áreas de lectura; y la ambiental genera atmósferas acogedoras. Combinar estos tres tipos permite adaptar el espacio a distintas tareas y momentos del día.
Tecnología y eficiencia
Las luminarias LED ofrecen una luz de calidad con un consumo energético bajo. Incorporar sensores de movimiento y sistemas de regulación de intensidad optimiza el uso de energía y alarga la vida útil de los equipos. La elección de tonos de luz (cálida, neutra o fría) también influye en el ambiente: las tonalidades neutras son ideales para tareas que requieren concentración.
Con una iluminación bien planificada conseguirás espacios más confortables, seguros y productivos. La luz es una aliada invaluable para el bienestar de tu equipo.
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