Mi pasión por el diseño surgió de manera natural. Desde pequeña me gustaba dibujar, pintar y crear
espacios con cajas y juguetes. Pasaba horas reacomodando mi habitación, fascinada por cómo cada
detalle cambiaba la sensación del lugar【787009774375017†L90-L121】. Con el tiempo, esa curiosidad se
convirtió en el deseo de transformar ambientes para mejorar la vida de las personas.
La chispa de la infancia
Recuerdo recorrer tiendas con mi familia, observando las texturas de las telas y la armonía de los
colores. La creatividad florecía en cada dibujo y manualidad, y comencé a entender que el diseño
interior era una forma de expresión que me permitía combinar arte y funcionalidad.
Apoyo familiar y formación
Mi familia siempre alentó mis intereses. Me apoyaron para estudiar dibujo y pintura, y más tarde
para formarme como diseñadora interior【787009774375017†L90-L121】. Esa base artística me permitió
explorar distintas disciplinas y comprender que el interiorismo abarca aspectos técnicos y humanos.
Seguir la vocación
Elegir estudiar diseño interior fue, en realidad, escuchar mi vocación. Desde entonces, he tenido la
oportunidad de ayudar a otros a crear espacios donde se sientan felices y seguros. Cada proyecto es
un recordatorio de por qué amo esta profesión: porque transforma lugares y vidas.
Si sentís afinidad por el arte y te emociona la idea de darle vida a los espacios, quizás compartas
la misma vocación. El diseño interior es un camino creativo y gratificante que te permite dejar huella.
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